El día de hoy me llego a mi bandeja de entrada un correo que hablaba del ser o no ser WORKAHOLICO, me sonó a alcohólico, pero es algo así como adicto al trabajo. Y veo que soy uno de esos de los que piensa siempre en el trabajo, al iniciar y terminar el día en la oficina, puede parecer normal, pero en exceso, puede volverse un problema de salud muy crítico. Auxilio!!! Les pego lo que dice la nota:
La palabra workaholic se hizo popular hace varios años, exactamente en 1971, en un libro de nombre "Confesiones de un workaholic". Escrito por el psicólogo Wayne Oates. Vincula rasgos viciosos o adictivos de la personalidad -como en el alcoholismo (alcoholism)- al trabajo (work). Lo cual es muy común que las personas confundan los síntomas del ‘trabajo excesivo’ con ‘trabajo duro’".
Se trata de una persona cuyo principio y fin en la vida tiene un sólo nombre: trabajo. Estos adictos a la oficina no toman vacaciones, se dedican excesivamente a asuntos laborales y muchas veces su vida, se reduce a papeles y reuniones.
Su explicación radica en varias causas, pero la más aceptada por psicólogos y sociólogos es que estos individuos se sienten realizados como personas en el trabajo más que en otras actividades. Cuando no lo logran o sufren ciertos reveses el resultado es más que evidente: mucha frustración.
Sin embargo, calificar como un workaholico no es del todo malo. Existen características positivas idealmente aplicables al resto de los colegas. Estas son:
- Mayor iniciativa.
- Alta motivación para entregarse al trabajo.
- Satisfacción con el estilo de vida elegido.
- Facilidad para sobrepasar expectativas.
- Aumento de competitividad en el ámbito laboral.
- Mejores habilidades para la supervisión.
- Encuentran más fácilmente soluciones.
- Mayor poder de decisión.
Por otro lado, también hay patrones negativos que no son saludables para el workaholic, ni su entorno más cercano. Estos son:
- Compromiso excesivo y compulsivo con la actividad profesional.
- Pensar en el trabajo cuando no se está en él.
- Ansiedad e inseguridad ante responsabilidades laborales.
- Sus "entretenimientos" tienen que ver con su profesión.
- Esperar que todos trabajen como él.
- No disponer de un sistema de prioridades estables.
- Sentido de culpa cuando no trabaja.
- Sus familiares lo acusan de mostrar más interés por el trabajo que por ellos.
- Experimentar placer cuando relata lo mucho y lo duro que trabaja.
- No tomar vacaciones.
Ante esta serie de particularidades lo más sano es buscar el equilibrio entre trabajo-familia y trabajo-ocio.
Si usted conoce un workaholico, o piensa que puede ser uno de ellos, considere que en un principio destacará en el ambiente laboral. No obstante, con el paso del tiempose volverá un elemento poco grato para el resto de sus compañeros, generando recelo, envidia o simplemente desagrado.
Además, esta conducta irá en directo desmedro de su salud y funciones fisiológicas, vida social, familiar y personal… sencillamente contra su tiempo libre.
Ya entendí la lección, y ahora estoy pagando con mi salud…. (